José Luis Arregui es albañil desde los 8 años. Durante la cuarentena, continuó trabajando junto a seis personas a su cargo, aunque fue denunciado por vecinos. Fue detenido y en comisaría le pintaron los dedos. Por lo que expresó: “Me dio gracia como pasó todo y no podía entender porque no me dejaban trabajar a mi”. Luego fue a sacar los materiales que habían quedado y lo volvieron a denunciar. Mientras estaba en la calle, lo buscaba un patrullero policial. Cuando llegó a su casa, los policiales le pidieron que deje de subir publicaciones a Facebook y que se quede en su casa. Le robaron en la obra y le hicieron devolver la bolsa de cemento al ladrón, mediante golpes, aunque no lo denunció. Luego la madre de él pidió disculpas. Siente impotencia porque la policía no reacciona; no es la primera vez que le sucede. “Me pintan los dedos a mi porque yo voy a trabajar y no voy a denunciar a los colegas que están trabajando porque tienen la misma necesidad. Nos vamos a robar entre pobres nosotros, esto va a empeorar. Teniendo trabajo no nos dejan trabajar, es una cosa increíble. Espero que se arregle y más complicado para todos”. “Cuando quise hablar con el intendente dos semanas atrás le dije porque no nos dejaba trabajar con menos hombres y en horarios acotados, al menos al mediodía”. Aún no tiene respuesta a pesar de que lo haya llamado. “Entiendo que quizás el intendente tenga las manos atadas en pedirle al gobernador, a la nación y todos esos trámites demoran mucho. Está bien que lo hagan al pedido pero demora mucho tiempo. Ya tengo dos boletas de luz. Lamentablemente ya nadie fía y no se tiene plata en las manos”. Él no pidió la ayuda ya que tenía plata para solventarse. De los seis chicos, tres que tiene recibieron los bolsones alimentarios. “Ese bolsón no viene mal pero la gente también necesita carne, verdura, cloro, detergente, dinero de emergencia para pagar el almacén. Ya mi situación de ahorros me quede sin, duele porque no nos dejan trabajar”. “Tenemos trabajo y esto nos está matando. No a mi solo sino a los colegas. Estamos todos mal el pintor, electricista, plomero. A lo que voy es porqué hay gente trabajando y no nos dejan a nosotros. Porqué las fábricas trabajan con 60 personas y uno trabajando en una obra cerrada y todos separados, yo puedo trabajar igual”. La postura de otro albañil. Por otro lado, Omar Cisneros retomó la albañilería cuando tenía 25 años, hasta hoy que ya pasaron 30 años que trabaja en construcciones. Hace de enero que estuvo parado y haciendo unos trabajos, cuando comenzó con una obra también fue avisado por la policía que no debía trabajar. La cuarentena para él y su familia es muy dura, por ello pidió la ayuda de $10000. Continúa haciendo trabajos en su casa. Lo que más extraña son sus actividades de pesca, salir en bicicleta con sus amigos, visitar a sus amigos, entre otras cosas además de trabajar.