El viernes 30 de septiembre es el último día de la vianda Vida Saludable. En octubre se cumplen 24 años de servicio y su titular Viviana Ozán contó la historia de cómo comenzó su negocio familiar.

Cierre de un gran ciclo

“Se cierra una etapa y ciclo que me costó mucho decidirlo. Empecé a ver que no quería dejar este trabajo para enfermarme, tengo todo para agradecer este trabajo, mis mentores fueron mis padres y les agradezco toda la vida”. 

La historia comienza mediante un negocio familiar por sus padres que le enseñaron. “Soy como era mi papá, me gusta trabajar. Cuando veía a mi mamá servir las porciones yo quería y quería aprender, mi papá era el cocinero de mi casa, mi mamá hacía pastas. A la par de ellos, volvía del colegio, me ponía a cocinar y me encantaba, me metía”.

“Mi vida fue siempre levantarse a las 6.30 hs cuando comencé a tener mi negocio propio. A las 10 ya tenemos que tener todo cocinado. El viernes terminamos y se arma la semana próxima. Pasa el tiempo hoy se nota el cansancio pero no me pesaba”. 

“No sabemos delegar. Muchos me dicen que deje una empleada, pero es muy difícil”.

Su familia, su sostén

Acerca del “después”: “El viernes termina y no sé que sigue. Hace rato que tengo esto en la cabeza y también para darle el lugar a Juli que volvió de estudiar y se puso a la par mía. Nunca se fue de mi lado”.

“Me da tristeza cuando veo el negocio armado porque queda impecable y no sé que voy a hacer, pero quiero priorizarme”.

“Siento un orgullo muy grande por mi apellido. Mi papá murió trabajando, era incansable. Mis padres me llenan de orgullo porque hace poco falleció mi mamá, trabajó muchísimo. Si podes decir que nos descuidaron, fue por trabajo. Estoy muy orgullosa, yo cumplí, le debo todo al trabajo, fue el sustento de todos estos años de mi vida. Pude criar a mis hijos y esto se lo debo a mis padres”, finalizó.