La psicóloga Rocío Dalesio (MP 11008) nos visitó una vez más pero en este caso para hablar de un asesinato. Cruel y doloroso que ningún ser humano debería pasar y menos un niño.

Lucio Dupuy tenía cinco años cuando fue asesinado brutalmente por su progenitora Magdalena Espósito Valenti y su pareja, Abigail Paéz. Lucio murió en noviembre de 2021 pero fueron años de sufrimiento hacia una criatura que solo recibía desprecios, insultos y golpes de parte de quienes debían cuidarlo, cuando lo único que hicieron fue arruinarle la vida.

Rocío trabaja en su consultorio particular, su contacto es 3472501796 y principalmente ha estado vinculada a tratar casos de violencia ya que trabaja en el “Polo de la mujer en situación de violencia”, el cual funciona en el predio del Hospital Abel Ayerza.

La psicóloga realizó un análisis sobre este monstruoso arrebato a la vida: “En el caso Lucio queda reflejado la desprotección. En estas madres podemos poner en cuestión que la crianza siempre va de mano de una madre y no todas las madres están en condiciones de estar al cuidado de un hijo”.

“Hay denuncias que quedan en denuncias y no se ha generado ningún castigo a las personas que han ejercido abuso sexual, tampoco hay seguimiento. Es una deuda por falta del Estado y de presupuesto”. 

“Hay muchos niños que reciben violencia en un contexto de violencia de género donde mayormente el hombre para castigar un dolor en la madre, castiga al niño, por ello refleja un dolor en esa madre. Se nota la desprotección, por ejemplo el “caso Arcoiris” donde la justicia se declara imcompetente en dejar sin protección a la niña”.

“La violencia no se trata de clase social, es importante como ciudadanos o profesionales intervenir. Uno como profesional tiene la obligación de informar con las sospechas, ejemplo caso Lucio”.

Involucrarse

“Hay que generar espacios donde el niño se sienta escuchado, si hay sospechas, informarlas. En esta ciudad tenemos un programa de niñez local donde se encarga de hacer acompañamientos”.

“Están faltando espacios donde el niño pueda hablar y expresarse. Muchas veces se mira al costado. Es difícil valorar ciertas situaciones, ya que por lo que tenemos instalados socialmente, se cree que la madre tiene que estar al cuidado y a veces hay madres que no pueden”. 

“La gente funciona muy punitivamente y se muestra así con los niños. Los niños deberían tener un abogado y eso no está presente. Los niños no mienten. Hay cosas que se tienen que replantear”.

Prestar atención a los cambios repentinos del niño/a

“Hay que darnos cuenta de los cambios repentinos en el niño. A veces romper todas estructuras con ese adulto que tiene un lazo afectivo no es fácil ya que muchas veces no lo puede expresar”.

Sobre los acosadores expresó: “El acosador tiene que tener pruebas muy contundentes cuando son casos así de violencia y las personas que son abusadoras, se muestran ante la sociedad como personas de bien y no van a cometer un robo a un kiosco. No se pueden sumar causas entonces eso genera que su abusador siga rotando cerca del niño”.

La incertidumbre a denunciar en situaciones de violencia: “Muchas veces se cuestiona por qué no denuncian o no dan ese paso, y está comprobado que muchos casos de abusos sexuales las madres han pasado situaciones similares y no pueden llevar a cabo la denuncia”.

“Por ello hay que involucrarse. Debemos realizar la denuncia más allá que el proceso judicial no funciona, sino para que los organismos de protección de los niños puedan tomar medidas dentro de las posibilidades para sacar al niño en cuestión de riesgo”.

En cuanto a los profesionales: “Seguir los códigos de profesionales tienen de informar, más de todo si uno está en la primera línea que recibe a un niño y tiene la sospecha que el niño ha sufrido violencia. La sospecha ya está para poner en conocimiento a la justicia”.

“Desde el profesional, actuar de oficio con un informe. Muchas veces los profesionales que trabajamos en violencia llegamos tarde pero si socialmente los ciudadanos se involucran, deben observar siempre en la niñez los cambios repentinos. El seguimiento es esencial, además el acompañamiento del estado en cómo una progenitora se está desenvolviendo es primordial”.