Robo en la Escuela San Martín de Marcos Juárez: Un golpe al esfuerzo de la comunidad educativa

La Escuela San Martín, ubicada en Marcos Juárez, vivió un episodio lamentable cuando dos personas, uno menor de edad, intentaron robar sus instalaciones. Gracias a la rápida intervención de la policía, se pudo recuperar parte de lo sustraído.

La directora, Ana Claudia Heredia, compartió en una entrevista con Ricardo Agusti en "Una Nueva Costumbre" ,los detalles del suceso y el impacto que esto tiene sobre una comunidad que lucha constantemente por mantener el funcionamiento de la institución.

Un robo frustrado, pero doloroso

El robo ocurrió en la madrugada, cuando dos personas ingresaron al colegio a través de una ventana que no tenía rejas. Según explicó Heredia, esta era la única ventana sin protección. "Entró por la única ventana que no tiene rejas... Ahora recién llamó a Fodemeed (Fonde para la descentralización del mantenimiento de edificios escolares provinciales),a la municipalidad, para ver cómo le podemos poner una reja desde adentro", comentó la directora, visiblemente afectada por el incidente.

Aunque los ladrones lograron escapar en un primer momento, uno de ellos, un menor de 17 años, fue detenido a pocas cuadras de la Escuela. Afortunadamente, se recuperó un equipo de música recién adquirido.

"Este equipo de música que esta gente se estaba llevando, hace un mes que lo compramos porque los otros dos equipos habían sido robados en el robo anterior y no los recuperamos", relató Heredia.

El esfuerzo de una comunidad educativa humilde

La Escuela San Martín se caracteriza por ser una institución modesta, con recursos limitados y una comunidad educativa comprometida.

"Nosotros somos una escuela muy humilde... no tenemos cooperadora", explicó Heredia, señalando que la mayor parte de los ingresos proviene de actividades organizadas por los padres, como rifas o ventas de alimentos. Además, el Rotary Club colabora anualmente con la escuela, lo que ayuda a cubrir algunos de los gastos.

El robo no solo golpea los recursos materiales, sino también el esfuerzo de los padres y docentes. Heredia expresó su indignación ante estos hechos: "Duele e indigna, porque un robo está mal, pero el hecho de robar una Escuela... ya es una falta de sensibilidad total". La escuela, que no cuenta con grandes fuentes de ingresos, depende del apoyo de la comunidad para seguir funcionando.

Un número reducido de estudiantes y una gestión cercana

A pesar de los obstáculos, la directora se enorgullece de la calidad educativa que ofrece la escuela. Con 120 estudiantes repartidos en ocho divisiones, la Escuela San Martín logra ofrecer una atención casi personalizada. "Al ser pocos estudiantes es posible... el docente conoce al alumno mucho más allá de las aulas", señaló Heredia.

Además, implementaron un sistema para mejorar el presentismo escolar.

Tras la pandemia, un miembro del personal visita cada aula para verificar la asistencia y, en caso de inasistencias, llaman a los padres. Este seguimiento personalizado ha dado buenos resultados. "Se ha mejorado muchísimo la asistencia en los últimos años", afirmó la directora.

Un llamado a la reflexión

El robo en la Escuela San Martín no es solo un ataque a sus instalaciones, sino a una comunidad entera que se esfuerza por ofrecer una educación digna. "A veces, ni con todo eso basta", comentó Heredia, refiriéndose a las medidas de seguridad que no lograron evitar el intento de robo.

El compromiso de padres, docentes y estudiantes es evidente, pero sucesos como este ponen de manifiesto la vulnerabilidad de una escuela que sigue adelante gracias a la solidaridad y al esfuerzo colectivo.